Asistimos al espacio de reflexión del pasado 12 de marzo ocho familias, guiadas por Alicia, la psicóloga de la Fundación.
Comenzamos haciendo una ronda de presentaciones comentando las inquietudes que nos han llevado a asistir al espacio de reflexión.
Hablamos de los miedos, del deseo de compartir crianzas, de la necesidad de herramientas para afrontar conflictos…
Puesto que asistimos pocas familias y la mayoría se conocen, la conversación se desarrolla de manera muy distendida y natural, y van surgiendo puntos de reflexión variados. Estos son algunos de ellos:
Surge la cuestión del liderazgo de algunos niños en los grupos: ¿Qué significa este concepto? ¿Es positivo o negativo dado el poder que supone sobre los otros miembros del grupo? Llegamos a la conclusión de que tener dotes de liderazgo no es necesariamente negativo, la cuestión para familias y educadores sería: ¿Cómo “crear” un buen líder?
Compartimos también inquietudes sobre las proyecciones que hacemos hacia nuestros hijos: ¿Cómo no proyectar lo que queremos que sean? ¿Cómo aceptar que son individuos diferentes a nosotros y no serán como queremos que sean (la imagen del niño ideal)?
Alicia nos recuerda la importancia de mirar hacia adentro, es decir, de mirarnos a nosotros mismos: cuando pensamos “No quiero que mi hij@ haga esto” debemos preguntarnos: ¿Qué tiene que ver esto conmigo mismo? Es necesario que nos lo trabajemos para dejar el espacio para que nuestros hij@s se construyan como individuos.
Una mamá del grupo nos recuerda que la familia es solo una parte de quien somos, que por ejemplo los amigos de los que nos rodeamos también tienen un gran peso en conformar la persona que somos y, por tanto, así será para nuestros hijos también.
Es decir, nuestro papel es acompañarlos pero teniendo siempre en cuenta que son seres independientes y recordando que, al igual que nosotros, sus vidas se nutrirán de otras personas más allá de la familia.
Comentamos que debemos recordarnos que aunque los niños no puedan comunicarse con las palabras al nivel de los adultos, no por esto están recibiendo menos información. La parte prefrontal cerebral, la cognitiva, está en desarrollo en los niños. Lo intelectual y el razonamiento es lo último que se desarrolla en el cerebro humano. Por esto, los niñ@s están más abiertos a la información a través de otros canales, no el de la razón. Los mensajes les llegan por otras vías sensoriales y emocionales, así que, seamos conscientes de que la información les llega.
Puesto que todas las asistentes son mamás, tenemos una conversación sobre el impacto de la maternidad en nuestras vidas y la reconstrucción psíquica (no solo física) que llevamos a cabo para redefinir nuestra identidad: “Soy madre y… ¿qué más?” A medida que va pasando el tiempo, vamos encontrando nuestro centro y nuestro espacio una vez que pasa la primera infancia, nos vamos reequilibrando.
En este punto, comentamos también el contraste generacional entre la experiencia de la maternidad “que nos han contado” nuestras madres y nuestra experiencia: es decir, para ellas maternidad como clímax de la vida y única opción en contraste con la libertad que nosotras hemos vivido, el disfrutar al máximo de nuestra juventud y tener vidas llenas de opciones que nuestras madres no tuvieron (o no en la misma medida).
A colación de esto surge la reflexión sobre cuál es el modelo de maternidad hoy en día y comentamos la idea de las “madres abnegadas” de nuestra generación. Es decir, como resultado de la libertad que tenemos hoy en día para decidir si ser madre o no y cuándo serlo, hay quien lo decide tras mucha espera y reflexión (en contraste con la generación anterior) y por tanto actúa desde la base de “Voy a ser madre ahora y lo voy a dar todo”.
Esto contrasta con la forma de vivir la maternidad de otras madres mucho más jóvenes que actúan desde un lugar mucho menos mental que nosotras, menos reflexivo, más espontáneo e instintivo y, por tanto, con otra ligereza.
Alicia recapitula recordándonos el proceso de la maternidad, que va desde la fusión inicial (literal: tenemos la bebé dentro) para pasar por una “corta” separación porque aunque ya no tengamos al bebé dentro, durante un tiempo requiere que esté muy pegado a nosotras y después de esta fase inicial de la crianza, se mantiene la dicotomía de dependencia/independencia durante toda la vida materializándose en distintas formas y niveles.
Es una dicotomía difícil de gestionar pero debemos confiar en que, del mismo modo que venimos al mundo preparados para vincularnos, también estamos preparados para desvincularnos.
Reflexionamos sobre la diferencia entre criar al primer y al segundo hijo y si es cierto que la personalidad de un primer y segundo hijo resulta ser diferente a causa de la crianza diferente. Alicia confirma que, aunque no podemos hablar en términos absolutos, es interesante saber que efectivamente hay patrones que nos demuestran que el lugar que ocupamos en la familia es significativo.
Para terminar esta ronda de reflexiones más abierta, hablamos del concepto de “misoginia internalizada”, es decir cómo nosotras mismas involuntariamente o inconscientemente asumimos ideas o conductas sexistas de nuestra sociedad o cultura (más sobre este concepto en este artículo). Conectado con esto hablamos de que somos nosotras mismas las que tenemos que darnos permiso para descansar, salir, viajar… ya que a veces no lo hacemos por nuestras propias restricciones con nosotras mismas y buscamos ese “permiso” en otros: beneplácito de la pareja, por ejemplo. De hecho, estuvimos de acuerdo en que en ocasiones necesitamos el apoyo de nuestras parejas (cuando queremos salir o viajar) y queremos que nos lo den con ánimos… pero esto no siempre pasa.
Finalmente, en la última parte del espacio de reflexión nos centramos en artículo (sobre conflictos entre niños de unos dos años) que habíamos leído para preparar la reunión y estas fueron las ideas más relevantes:
Cuando leemos artículos, encontramos muchas teorías interesantes y con las que estamos de acuerdo pero a menudo experimentamos que es difícil aplicar la teoría.
Sentimos muchas veces que no logramos llegar a poner en práctica la teoría y por tanto, que no logramos hacer las cosas correctamente. Sin embargo, estamos de acuerdo en que ya simplemente tomar consciencia de la teoría hará que lo hagamos mejor, aunque, claro, debemos aceptar que seguiremos equivocándonos, que todo es un proceso y que no somos máquinas.
Compartimos la importancia de aceptar nuestras equivocaciones ante nuestr@s hij@s y cómo ellos lo agradecen y además esto es un modelo de humildad que actuarán ellos también.
Pensamos que hay que ser creativos para pensar en opciones de actuar ante los conflictos porque las situaciones que se pueden dar son infinitas y por tanto no hay una solución que valga para todo, así que tendremos que aplicar reglas básicas de manera flexible y creativa según cada caso. Pero, por otro lado, admitimos que a veces estamos cansados o bloqueados y se agradece “pensar menos” 😉
Alicia nos cuenta que en el artículo que ha pensado para el próximo espacio de reflexión, también relacionado con los conflictos, el artículo propone esta tipología de reglas para los niños:
Reglas rojas: son muy pocas y son aquellas que pretenden proteger la integridad física. No son negociables. Ej: No cruzar la calle.
Reglas rosas: son las relacionadas con la educación/crianza y dependen de los valores personales de cada familia. Además pueden ser negociables. Ej: Lavarse las manos en X momento, X tiempo de pantallas…
Reglas azules: son reglas que no se dicen, es decir, no son explícitas sino implícitas y se trata de lo que ellos ven, del ejemplo que le damos.
Importante: aprendemos a base de repetición, por tanto es importante mantener la coherencia en las normas que establezcamos. Además, a los niñ@s hay que darles su tiempo porque un “no” supone una frustración, por lo tanto hay que darles un cierto espacio temporal para que asuman esta frustración y en ese sentido tenemos que ser pacientes porque sus tiempos de entendimiento y comprensión no son los nuestros (de adultos).
Y esto es todo, ¡gracias a todas las familias! ¡Gracias a Alicia! Y hasta el próximo espacio de reflexión…