Resumen charla 16.02.2022
LÍMITES Y LAS NORMAS
A este espacio de reflexión asistimos seis familias de niñas y niños entre los dos años y medio y los cuatro años y Alicia, la psicóloga de la Fundación, quien aprovecha para explicarnos sus funciones dentro de las escuelas. Nos presentamos y comentamos, a colación con el tema del espacio de reflexión de hoy, que algunos de ellos están iniciando la etapa de “las rabietas”, otros se encuentran en un momento de mayor intensidad de esta etapa, y otros están ya dejando atrás esta etapa.
Iniciamos el encuentro recordando algunos puntos clave que comentamos en el espacio de reflexión anterior, sobre “Por qué decir no a los niños y niñas”. De ahí, van saliendo distintas cuestiones interesantes y útiles que vamos conectando con los momentos de conflicto que surgen en el día a día:
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La pedagogía Pikler y el respeto a los PROCESOS y a la autonomía de los niños y niñas, desde que son bebés: los bebés se comunican desde que nacen, indicándonos lo que quieren o necesitan. En este sentido se requiere un adulto que sea sensible a estas expresiones comunicativas y que pueda responder en consonancia. Además, a veces tendemos a pensar en los procesos de forma dicotómica en lugar de gradual. Sin embargo, no es “todo o nada” (“o te vistes tú o te visto yo”) sino que son aprendizajes progresivos. Por ejemplo, es posible que primero tengamos que estar presentes mientras el niño intenta vestirse solo (porque así lo quiere) y estemos acompañando sin actuar, quizás guiando con nuestras palabras y después, el siguiente paso sería que ya lo dejáramos solo para vestirse porque ya ha alcanzado ese nivel de autonomía. Lo importante es que no se sienta abandonado en el proceso.
- En este sentido, compartimos técnicas para respetar estos procesos y lograr también poner límites cuando sea necesario. Por ejemplo, el manejo del TIEMPO es un factor clave. Algunas técnicas para manejar mejor el factor tiempo pero a la vez respetar los procesos de autonomía de cada niño/a, podrían ser:
- Cuando nos vestimos por la mañana: tener un reloj que el niño/a pueda ver, para tomar conciencia del tiempo. Así, la aguja es “la que manda” y la autoridad no la estamos ejerciendo nosotros sino el reloj.
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Los rituales de la vida cotidiana son lo que da sentido a nuestras vidas. Por eso, es aconsejable generar rutinas agradables (desde lo LÚDICO, en la medida de lo posible), en las que los niños/as participen y tengan autonomía dentro de una estructura previamente establecida. Por ejemplo: Todos los días antes de ir a la cama el orden de acción después de cenar es “pipí > manos > dientes”. Los niños/as pueden aprendérselo, repetirlo cantando, hacer carreras (“a ver quién gana”), darnos una sorpresa (“¿A ver qué libro leemos esta noche? ¡Dame una sorpresa!”). Como vemos, el componente lúdico es siempre una mejor opción que la rigidez y la insistencia.
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Los niños nacen preparados para CRECER y para COLABORAR: es cuando los hacemos partícipes de los procesos para que vayan desarrollando su autonomía cuando se demuestra su deseo de colaborar. Por ejemplo, hay casos de niños/as que se resisten a un cambio de pañal pero, cuando se les da la tarea de que sean ellos/as quienes vayan a tirar a la basura el pañal después del cambio, colaboran en todo el proceso porque se sienten incluidos, motivados y autónomos. Podríamos entender, incluso, que los niños/as colaboran también cuando se resisten a hacer lo que queramos los adultos, porque nos proporcionan oportunidades para revisar nuestras necesidades, límites, etc.
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Cuidado porque es posible que a veces esperemos DEMASIADO para poner un límite. A veces, cuando intentamos ser muy flexibles, quizás prolongamos en exceso el momento de poner el límite y no lo hacemos hasta que ya estamos agotados/as y nerviosos/as, con lo cual, es mucho más probable que explotemos y perdamos el control. Moraleja: no “forzar la máquina” demasiado y poner el límite de manera firme cuando aún estamos tranquilos, para evitar que el conflicto se prolongue.
Otros aspectos relevantes que vamos comentando a medida que se desarrolla la conversación sobre las RABIETAS:
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La fase de las rabietas está muy unida al momento evolutivo de la “constitución del yo”, es decir, la percepción del niño/a de que es un cuerpo separado del nuestro.
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Ante una rabieta o momento difícil, cuando nosotros (las familias) perdemos los papeles, los niños y niñas se descontrolan más porque se sienten sin estructura y piensan que son ellos los que tienen que tomar las riendas o el control de una situación que se ha desbordado.
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Nuestra ardua tarea educativa es enseñar el PRINCIPIO DE REALIDAD, que consiste en:
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No se puede tener todo en todo momento/en la vida/en este mundo.
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Lo que deseamos puede no coincidir con lo que necesitamos.
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Este aprendizaje no es algo que tengan adquirido, sino que se aprende en los vínculos primarios (la familia) y de ahí se traslada a otros ámbitos de sus vidas.
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La relación entre la necesidad de que nos obedezcan y nuestro propio ego: los niños/as nos dan múltiples y variadas oportunidades a los adultos para mirarnos a nosotros mismos y revisarnos.
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En un momento de rabieta lo que debemos hacer es ACOMPAÑAR. Pero acompañar NO es igual a “te doy lo que deseas”, porque entonces no estaremos cumpliendo con nuestra función (la de educar en el “Principio de realidad” que hemos mencionado anteriormente) sino que los estamos abandonando en un mundo sin estructura.
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Comentamos la no idoneidad de prácticas como “tiempo fuera” (del inglés: time out), es decir, apartar al niño/a o llevarlo a su habitación y dejarlo allí cuando está teniendo un momento de rabieta ya que lo entendemos como un abandono y no le estamos dando la oportunidad para hacerlo mejor. Al contrario, en estos momentos hay que ESTAR y ACOMPAÑAR, entendiendo que es un proceso, que no tienen aún las herramientas para controlar esas emociones. Eso sí, a veces es necesario CONTENER, es decir, debemos ser muy tajantes en el hecho de no tolerar agresiones físicas o verbales.
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Una cosa es intentar respetar las preferencias del niño/a y otra bien distinta sería en convertirlos en maniáticos o pequeños tiranos. La tiranía es la imposición de una ley sin sentido por parte de alguien que tiene un poder absoluto. En este sentido es importante poner límites para introducir a los niños/as poco a poco en un mundo en el que existen otras personas con sus propias necesidades y deseos, para no favorecer el desarrollo de un niño/a que no respeta las diferencias y cuyas preferencias/deseos/
necesidades van siempre por delante de las de los demás.
En los MOMENTOS DE ENFADO, ¿podríamos usar la técnica de verbalizar nuestras/sus emociones para ir dándole al niño/a herramientas para reconocer sus emociones y gestionarlas? En las edades de nuestros hijos/as (2,3,4,5 años) la parte prefrontal del cerebro (la parte lógica) se está desarrollando, por eso, en momentos de alta intensidad emocional, el sistema límbico (el más primario, el que controla las emociones) inhabilita la parte lógica del cerebro, y el único repertorio de acción con el que cuenta el niño/a es:
- lucha o huida (del inglés: fight or flight response)
- quedarse inmóvil, sin saber qué hacer (freeze response)
Estos momentos, por tanto, NO son idóneos para hablar, para intentar ver la situación desde un punto de vista lógico. En momentos de alta intensidad emocional lo principal es contener (si es necesario porque hay violencia) y acompañar al niño/a en el proceso, intentando no prolongar el conflicto (a veces es el adulto quien prolonga el conflicto porque intenta hablarlo o resolverlo en ese mismo momento, logrando solo empeorar la situación). SÍ que es muy importante HABLAR después, poner palabras a lo que ha sucedido es fundamental. ¿Cuánto tiempo es “después”? Pues dependerá de cada persona y situación. ¿Qué es “hablar”? También dependerá de cada persona y situación, a veces no hace falta decir mucho para que el conflicto quede resuelto. En cualquier caso, para hablar es ESENCIAL que ambas personas estén interesadas en hacerlo y, si en alguna ocasión no es el caso, debemos pensar que habrá otras ocasiones porque “lo importante siempre vuelve”.
Gracias Carmen (mamá de Cueva) por el resumen tan ilustrativo que nos ofreces , que seguro sirve de ayuda a todas las familias que, como yo, no pudimos asistir y disfrutar de la charla en persona. Un saludo.
AFA Duende y Alicia – Psicóloga Fundación GranadaEduca
Quiero participar en el espacio de reflexión: